DE LA EMOCIÓN AL DESASTRE
Los videojuegos se han convertido en una de las formas de ocio más populares entre jóvenes y ya no tan jóvenes.
De hecho, su cifra de negocio supera con creces al de la música y el cine juntos. Vivir grandes aventuras en primera persona, visitar lugares extraordinarios o convertirse en un personaje de fantasía puede ser realidad gracias a las videoconsolas, pero, ¿qué pasa en el mundo real mientras uno juega?
Nada puede resultar más frustrante que estar a punto de subir de nivel o acabar de conseguir un logro especialmente difícil y que la técnica falle. Por no hablar de dejar colgados a los compañeros de misión si estás jugando en línea.
Con la emoción del momento, hay quien se despista o pierde los nervios y se le escapa el mando de las manos, tropieza con un cable o tira el vaso que estaba al lado con catastróficas consecuencias. Lamentablemente, no sería la primera vez que una partida acaba antes de tiempo porque el mando ha salido volando y ha impactado contra la televisión.
TRANQUILO, SE PUEDE ASEGURAR
Por eso, cada vez son más los jugadores que quieren asegurar su videoconsola contra riesgos inesperados. En primer lugar, y ante cualquier duda, lo primero que hay que hacer es acudir a nuestra correduría habitual para comprobar si nuestro seguro de hogar puede cubrir los daños ocasionados por los accidentes de videojuegos o si nos saldría más a cuenta hacernos un seguro específico para videoconsolas.
Lo más habitual es que estas pólizas incluyan el seguro por robo, daños por golpes o roturas accidentales y daños por líquidos.
Además, puede resultar interesante contemplar alguna cláusula que incluya la reparación del aparato en caso de producirse determinados daños o incluso la sustitución, si los daños fueran irreparables.
Lo importante es poder disfrutar de este hobby con tranquilidad y que no aparezca el temido GAME OVER antes de tiempo.